El lienzo ha vuelto a su tamaño original, ya que, según se puede observar en las fotografías anteriores a la restauración, debió ser recrecido en alguna desafortunada intervención posterior. Un cuadro que muestra a Jesús como Nazareno, con la iconografía del abrazo a la Cruz, habitual en los años finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII pero en desuso durante la segunda mitad del siglo XVII, momento en el que se podría datar el lienzo de la hermandad de San Bernardo. Una forma de representación que tuvo como modelo el lienzo del Nazareno de los Ajusticiados, pintado por Luis de Vargas para la capilla abierta de las gradas de la Catedral y que fue repetida en numerosas interpretaciones, tanto pictóricas como escultóricas, siendo quizás el Nazareno de la hermandad del Silencio la muestra más conocida que ha llegado hasta nuestros días.
Juan de Valdés Leal (1622-1690) fue un pintor coetáneo de Murillo, con el que la crítica quiso, sin mucho fundamento, comparar y enfrentar en muchas ocasiones. En la amplia producción de Valdés Leal la representación de Jesús con la cruz a cuestas es un motivo iconográfico que repitió en numerosas ocasiones. Una de las muestras más representativas es el lienzo conservado en el Museo del Prado, fechable hacia 1661 y en el que aparece Jesús doblado por el peso de la cruz, con una soga al cuello y con el grupo de San Juan, la Virgen y una de las Marías en el ángulo izquierdo de la composición.
Prácticamente idéntico es el lienzo que se conserva en la Hispanic Society de Nueva York, más fría en su colorido final pero más compleja en su composición, ya que en el ángulo derecho se sustituye el paisaje por la presencia lejana de los dos ladrones camino de su ejecución en el Monte Calvario. En las mismas fechas se debe datar un pequeño boceto o estudio preparatorio que conserva el Museo de Bellas Artes de Bilbao, quizás el precedente de algunas de las dos composiciones anteriores.
En los fondos del Museo del Prado también se conserva otro lienzo de Valdés Leal de composición mucho más compleja, en el que aparecen la Verónica, Simón de Cirene, varios sayones, el grupo de San Juan, la Virgen y las Marías y el cortejo con los ladrones.
Se trata de una propuesta mucho más compleja, de marcadas diagonales barrocas y con el efectismo de la mirada directa del Nazareno, recurso querecuerda a composiciones de Tiziano y que puede estar inspirado en alguna estampa grabada, ampliamente utilizadas por los pintores de la época.
La iconografía del Nazareno fue plasmada en otras ocasiones por Valdés Leal, especialmente en las representaciones de la aparición milagrosa a San Ignacio de Loyola camino de Roma, tema que repitió en diversos encargos de la década de 1660.Nazarenos en una época en la que ya existían algunos de los grandes Nazarenos de talla en Sevilla, Gran Poder, Pasión, Silencio… lo que permite imaginar la posibilidad de inspiración de Valdés en algunas de las cofradías del siglo XVII que rendían culto a la iconografía de Jesús portando la cruz a cuestas.