La nueva demografía andaluza
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En 2015, Andalucía experimentó una ligera recuperación de su población gracias a un crecimiento vegetativo de 8.546, frente a un saldo migratorio negativo de 6.404. Se ha mantenido el flujo de emigración al resto de España.
JOAQUÍN AURIOLES, 13.10.2016
El número de empleos, que antes de la crisis había superado los 3,2 millones, descendió hasta 2,6 y el de parados llegó a superar los 1,4 millones. El aumento de la dificultad para encontrar empleo frenó el crecimiento de la inmigración y provocó las primeras decisiones de retorno entre extranjeros que habían quedado en paro, así como la inversión del saldo migratorio en 2013 y la reducción neta de la población residente en Andalucía. También dio lugar a la emigración selectiva de jóvenes andaluces, en general con elevada formación, pero sin expectativas profesionales, circunstancia que hasta el momento no parece haber provocado demasiada inquietud política.
Durante 2015 Andalucía experimentó una ligera recuperación de su población (2.142 personas), gracias a un crecimiento vegetativo de 8.546, frente a un saldo migratorio negativo de 6.404. Los andaluces hemos mantenido el flujo de emigración al resto de España (49.744 en 2015) como estaba al comienzo de la crisis, pero la corriente de entrada se contrajo significativamente desde 2012. En cambio, las salidas al extranjero (42.720 en 2015) se incrementaron en un 62% desde 2008, hasta prácticamente equilibrase con las entradas.
Madrid se ha convertido en el destino preferido por los nuevos emigrantes andaluces (25,3% del total), pero Cataluña sigue conservando el colectivo más numeroso. Del 1.434.439 andaluces que en 2015 residían en el resto de España, 606.611 permanecían en Cataluña, frente a 260.181 en Madrid. La predisposición a cambiar temporalmente de residencia por motivos de formación o de experiencia profesional puede ser considerada una bendición para Andalucía y un valioso atributo personal de los jóvenes andaluces, siempre que sepamos satisfacer el posible deseo de retorno futuro y seamos capaces de ignorar que, en muchos casos, la principal razón para marcharse ha sido la falta de oportunidades de trabajo. Otras partes de España, pero sobre todo Madrid, se encuentran repletas de jóvenes profesionales andaluces sobre cuyas expectativas de retorno alguien debería estar reflexionando en algún departamento de la Junta de Andalucía.