¿Por qué estudiamos Humanidades?

La tendencia va hacia el conocimiento transversal de Ciencias y Letras

Sol Giménez – 17.01.2017

Alumnos a las puertas de la facultad de Filosofía y Letras.

 
Alumnos a las puertas de la facultad de Filosofía y Letras. S. G. B.
 

Con futuro. Pese a que la sociedad y el propio sistema educativo dan la sensación de relegar la filosofía y el pensamiento a un segundo plano, tanto los alumnos de Humanidades como el decano ven salidas en un mundo que precisa de respuestas y de conocimientos transversales. Saber pensar, expresarse y conocer el contexto histórico abre puertas en las empresas.

¿Por qué se estudian grados de Humanidades en la universidad cuando la sociedad e incluso el propio sistema educativo orientan a los jóvenes hacia carreras técnicas y científicas?

El decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Juan Mesa, contesta a esta pregunta formulando la contraria «¿por qué no cursar estudios de Humanidades cuando todo el mundo intuye que son necesarios y un alto porcentaje sabe que son imprescindibles? La vida no se puede reducir a una simple visión práctica. Si una persona ha aprendido a pensar, a expresarse y el contexto histórico será flexible para adaptarse a cualquier puesto laboral», explica. «Lo realmente importante es contar con una buena formación universitaria» que permita a los jóvenes enfrentarse a la vida «y no perderse uno mismo, que es lo peor que te puede pasar», añade.

Y todo esto se encuentra en Humanidades. Los alumnos que estudian Filología -Hispánica, Francesa, Inglesa, Árabe o Catalana-, Historia, Geografía, Humanidades y Traducción e Interpretación, que son junto a Turismo los grados que se engloban en la citada facultad, también lo tienen claro. Francesc Ferrero, que cursa primero de Filología Árabe, defiende que «la filosofía permite la formación intelectual del alumno, que disponga de sentido crítico y se cuestione lo que le rodea». Un pensamiento que comparte su compañera Meriem Cherguia. «Me da rabia que la dejen como optativa en Bachillerato. Desde que el mundo es mundo la filosofía es la base de todas las ciencias y si la quitan están dejando al alumno sin la capacidad de cuestionarse el mundo», afirma.

«El problema es que los propios profesores en el instituto ya parece que te van diciendo que el que vale se vaya a Ciencias y los tontos a Letras y no debería ser así», argumenta otra estudiante de Filología, Halima Hamada.

La mayoría de los estudiantes coinciden en que en los planes de estudio se relegan las Humanidades «porque no interesa que la gente piense, razone y se cuestione el sistema». Y el decano lanza otra pregunta que toma prestada al escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa: «¿Conocen a algún dictador en el mundo que prohíba las matemáticas o las ciencias? ¿Y a alguno que persiga a escritores, filósofos o historiadores? Con la defensa de las Humanidades se defienden la democracia y el pensamiento», contesta Mesa.

Sin embargo, la fama de optar a pocas salidas tras cursar los estudios sigue persiguiendo a las Humanidades. Además de la docencia existe un amplio campo donde especializarse y trabajar. Desde investigación y traducción hasta guionista de videojuegos y gestor cultural. «La propia Google contrató hace poco a 4.000 humanistas», señala Manuel Santana, que está en tercero de Humanidades. «La informática o la biología son muy respetables y necesarias para la supervivencia porque hoy en día no se sobrevive sin un ordenador, pero las cuestiones profundas que todos nos hemos preguntado alguna vez dan valor a esa supervivencia. Es como un segundo nivel, el conocimiento sobre el conocimiento», reflexiona.

Precisamente esta vertiente es la que interesa a las empresas y será la tendencia en breve, ya que como adelanta Mesa, en EE UU ya se está produciendo esa vuelta hacia las Humanidades. «En realidad nunca se fueron del todo, pero el presente y el futuro van hacia esa transversalidad del conocimiento tanto en las grandes universidades como en los colegios de Primaria. No hay una guerra entre Ciencias y Letras, al contrario, se complementan y no pueden concebirse como compartimentos estancos. Las Humanidades ponen al ser humano en el centro y si olvidamos eso, olvidamos los principios éticos esenciales», dice. «A los alumnos les digo cuando acaban, ahora ya os podeis plantear las preguntas adecuadas y buscar las respuestas», concluye Mesa, para quien la intuición y la curiosidad por saber nunca podrán ser sustituidos por un ordenador.

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