El Cabildo obtiene la licencia de obra para la restauración de la Giralda
Fotografía: Juan Carlos Vázquez
El Cabildo Catedral ha obtenido de la Gerencia de Urbanismo la licencia de obra necesaria para la restauración de la cara oeste de la Giralda después de dos años de inspecciones que revelaron grietas, fisuras y riesgos de desprendimiento de material. El coste de la restauración es de 246.000 euros. A este presupuesto hay que sumar los más de 43.000 que costará el proyecto destinado a la consolidación de los paramentos del campanario en esa misma cara.
En el informe técnico se resalta que la Giralda necesita trabajos de restauración estructurales, epidérmicos y de instalaciones. Los estructurales consistirán en la reposición de los zunchos deteriorados, que son los que se instalaron en 1755, y en la reposición de las partes de fábrica de ladrillo y calcarenita desprendidos o que presentan pérdidas de material importantes. Los trabajos epidérmicos consistirán en cepillar, consolidar e impermeabilizar todas las fábricas, y en la intervención en los azulejos, que serán sustituidos por otros de idénticas características en caso de que hayan perdido un tercio del color negro original. Y en el apartado de las instalaciones, las obras supondrán la revisión de los trazados de las instalaciones, que funcionan bien según todos los indicios, pero que se considera conveniente mejorar en lo que a las sujeciones se refiere.
Tras las actuaciones precedentes, se ha propuesto que el andamio previsto cubra toda la altura de una cara, hasta superar el pretil de la azotea de las Azucenas, prolongándose incluso en las esquinas cubriendo las propias azucenas, y que abarque los diedros verticales completos, volviéndolo sobre las caras contiguas hasta tocar los respectivos paños de decoración originales.
Los técnicos han decidido que lo más adecuado es intervenir sobre la cara oeste, ya que es muy conveniente tener esta experiencia de totalidad, pero bien controlada, antes de hacerlo en las cara norte y este, que no sólo parten de las gradas, sino que son las que en las grandes solemnidades catedralicias deben estar expeditas. Por este motivo, la experiencia de trabajo en la cara de poniente -aislada y más corta- dará las pautas y estrategias para intervenir en las otras dos, especialmente en aquellos aspectos importantes que conciernen a la seguridad y el calendario. Ante estos datos previos se comprende bien que el problema que los técnicos deben resolver no solamente atañe a cuestiones de restauración estrictas, sino también a la condiciones en que se realiza, a sesenta metros de altura y con muy poco espacio de trabajo.