Basta ya: carta abierta a la ANECA y a los dirigentes universitarios (María Consuelo Álvarez Morán)

ANEC?A

Domingo 23 de julio de 2017

http://www.larepublicacultural.es/article11909.html

“La calidad de la enseñanza no se consigue con tanto papel, evidencias, competencias. La calidad de la enseñanza se consigue con estudio y preparación del profesorado”.

María Consuelo Álvarez Morán

Soy profesora universitaria, es decir pertenezco al grupo del PDI, por tanto mi obligación fundamental es, y lo ha sido durante 45 años, la docencia y la investigación en sus diferentes fases y niveles.

He sido y soy Investigadora Principal de Proyectos del MINECO, autonómicos y de un Grupo de Investigación de la UMU.

Tengo todos los sexenios de investigación y quinquenios docentes. Imparto docencia en Grado, en Máster de Investigación, soy tutora de varios TFGs, TFMs y directora de varias TDs y de varios becarios de FPU. Soy evaluadora externa de diferentes revistas y editoriales, informo TDs de otras Universidades españolas y extranjeras, así como for o parte de Comisiones de Concursos de Catedras de Universidad. Pertenezco al panel de expertos de ANECA para las Acreditaciones y soy informante de la ANEP. Directora de revista con el sello de excelencia de la FECyT. Profesora del Dottorato Regionale Toscano di Eccellenza di Ricerca.

Creo que cumplo sobradamente, y he cumplido a lo largo de mi ya larga vida académica, con las responsabilidades inherentes a una profesora universitaria.

Pero, desde hace más de cinco años, mi tiempo para la investigación se ha visto reducido por una causa externa y no física que nos impide dedicarnos a nuestras tareas: se llama ANECA y tiene varios apodos: acredita, verifica, modifica, competencias, sistemas de evaluación, actividades formativas, Guías “In”Docentes, en definitiva.

La calidad de la enseñanza no se consigue con tanto papel, evidencias, competencias. La calidad de la enseñanza se consigue con estudio y preparación del profesorado.

Tenemos una universidad llena de papeles y el anuncio constante de que esa cosa, ANECA, va a venir y nos va a decir que algo está mal, que no se aprueba tal o cual cosa, que no convergemos con Europa. ¿Con Europa? ¿Dónde se aplica el plan Bolonia español? ¿En Bolonia? no. ¿En Alemania? no. ¿En Francia? no. Al menos en ninguno de esos países se hace como aquí, con semejante burocracia y papeles que nadie lee, nada más que esas comisiones que se pasean por las diferentes Universidades del estado español opinando de lo que ignoran.

La rutina de rellenar papeles ya se ha convertido en lo prioritario y la investigación se resiente o no existe o es de nulo interés y no tiene ningun sentido transmitirla, no hay transferencia de conocimientos.

A los Profesores nos gustaría que nos dejaran trabajar y no que nos estén pidiendo constantemente papeles y más papeles en los que no se constata nada: ni eficiencia, ni formación de los estudiantes, ni capacidad, ni competencias adquiridas.

Porque los estudiantes, además, están hartos de rellenar encuestas y lo que precisan son matrículas menos costosas, que no se les quieran condensar en menos años las enseñanzas necesarias para adquirir una buena formación, que no se les engañe con una enseñanza generalista de los grados y una especialización en los másteres que no van a poder pagar.

Creo que nos estamos equivocando. Con tanta verificación, acreditación, evaluación, papel y papel, con tanto árbol, en definitiva, no podemos ver el bosque.

Nos gustaría que cada día cuando nos podemos poner a investigar y a preparar las clases del día siguiente no tuviéramos que estar interrumpiendo el trabajo para hacer un CV para la acreditación del master, pero resumido, pues no vale el ya hecho del I+D o el CVN, pero ahora abreviado, o porque hay que revisar la memoria del grado que no coincide con una memoria verificada por los escribientes de la ANECA, o porque hay que volver a rellenar esto o lo otro, o porque la aplicación informática no deja ver dónde rellenar las ponderaciones de los Sistemas de Evaluación o las Acciones Formativas, etc..

Todo esto se traduce en que nuestras autoridades universitarias nos asaetean con más requerimientos cada vez, para poder planificar los cursos venideros; y eso se traduce en que el mes de julio ya no sea un mes de investigación profunda, de intentar salir de nuestros centros para poder cumplir con nuestros compromisos investigadores; y eso se traduce en tener que renunciar a participar en congresos que en los últimos tiempos se fechan en el mes de julio para no interrumpir la marcha académica. Y ¿saben ustedes qué tenemos que hacer entre otras cosas? rellenar papeles, informar actividades de doctorandos, validar trabajos, validar guías docentes, pero nada de docencia ni de investigación ni de gestión coherente.

Con la moda de los exámenes de julio (antiguo septiembre), pero con la defensa de los TFs a primeros de septiembre y el inicio de las clases en la primera quincena de septiembre (todo esto en Murcia a casi 40º) los profesores universitarios ya somos, por fin, funcionarios: tenemos agosto para las vacaciones, pero ni tenemos moscosos, ni horas extraordinarias (para el trabajo nocturno de preparar clases, investigación o inoportunos papeles), ni posibilidad de asistir a cursos, congresos, reuniones.

Esta carta es un grito que se traduce en un por favor déjennos trabajar, déjennos investigar, permítasenos que nuestra investigación se pueda transferir en nuestra docencia y en la formación de doctores y futuros investigadores.

Creo expresar el sentir de un buen número de docentes e investigadores, mal pagados además, de esta universidad española que no puede converger con Europa con tantas fruslerías de papeleo inútil.

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