Guadalquivir, el “río voraz, assombroso i assolador”

Guadalquivir, el "río voraz, assombroso i assolador"
LA MUESTRA · EFE

10/10/2017 

 

“Mapa del plano del voraz, assombroso i assolador río Guadalquivir” fue el título que, en 1745, puso el arquitecto Matías José de Figueroa a su mapa de este río, cuya historia, desde el siglo VIII antes de Cristo “hasta ayer”, refleja la exposición “Guadalquivir”, en el Archivo de Indias de Sevilla.

Desde hoy y hasta el 18 de marzo podrá visitarse esta muestra que conmemora el 90 aniversario de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y que reúne cientos de piezas entre mapas, planos, piezas arqueológicas, pinturas y libros, muchos de ellos procedentes del Fondo Histórico de la Universidad de Sevilla, coorganizadora de la muestra con la CHG.

Entre esas curiosidades bibliográficas, un “Catálogo de los peces que habitan o frecuentan las costas de Cádiz y Huelva con inclusión de los del río Guadalquivir”, escrito por Antonio Machado y Núñez, abuelo de los hermanos Machado a mediados del XIX, y un manual de salvamento impreso en 1773 y titulado “Instrucción sobre el modo y los medios de socorrer a los que se ahogaren o hallaren en peligro en el río Guadalquivir”.

La muestra, que se extiende por tres galerías completas del Archivo de Indias, se estructura en seis partes, que muestra al milenario río como proveedor de recursos, como amenaza, como “río domesticado”, como mito, sus proyectos y su gestión.

Para mostrar la fiereza del río hasta hace sólo unas décadas se ha incluido un hermoso óleo de 1881, firmado por José Pinelo Llul que muestra unas barcas navegando por entre el blanco caserío de ese barrio popular, y como muestra del “río domesticado” -cuando aún no lo era del todo, en 1785- el plano de la construcción de una fragata, coloreado a mano y que muestra una popa decorada con un colosal “NO-DO” y la madeja del escudo de la ciudad de Sevilla.

La pieza más antigua de la muestra, procedente del Arqueológico de Sevilla, es un vaso fenicio del siglo VIII antes de Cristo, ha sido incluido en la parte reservada al “mito”, junto a una geografía de la Bética de Enrique Flórez (1702-1773) “según el sistema de Ptolomeo”.

Dentro del mismo apartado un pequeño óleo de Emilio Sánchez Perrier de finales del XIX se ofrece como una muestra de la belleza del paisaje, mientras que en los apartados finales de proyectos y gestión la pieza más anecdótica puede ser el pequeño palustre de plata que la reina Isabel II empleó en marzo de 1883 para inaugurar las obras de abastecimiento a la ciudad de Sevilla.

“Mapas y relatos de un río. Imagen y mirada” es el subtítulo de esta exposición, en cuya inauguración el presidente de CHG, Antonio Ramón, ha recordado que de este cauce dependen 800.000 hectáreas de riegos agrícolas.

El Guadalquivir ha sido “seña de identidad de una sociedad siempre muy abierta” que ha formado parte “de relaciones con todo el mundo, América, África y Europa”, según Ramón, quien ha señalado que, hoy día, supone también “una altísima garantía de suministro a la población”.

A sus 650 kilómetros de longitud, desde las sierras de Cazorla, en Jaén, hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), ha aludido en su discurso el rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro, quien también ha resaltado la riqueza bibliográfica de la institución que preside, que cuenta con más de medio milenio de historia.

El director del Archivo de Indias, Manuel Rovaina, ha incidido en el carácter científico de la muestra al advertir que esta institución “no es un escenario, ni un decorado” y que sus muros sólo acogen actividades de solvencia académica relacionadas con la Historia de América, de ahí que haya definido al Guadalquivir como “un río español y el comienzo de un río americano”

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