Niño Jesús de Montañés, de Alemania a América pasando por el Sagrario de la Catedral América fue el gran destino de muchas de estas imágenes con la iconografía del Niño Jesús

Por MANUEL JESÚS ROLDÁN, 25 de diciembre de 2017

La representación individualizada del Niño Jesús tuvo una gran desarrollo en la Europa de los siglos XIII y XIV, encuadrándose la tradición del Jesús Infante en al arraigo devocional  de numerosos monasterios alemanes, donde destacó la participación de las monjas como patronas, artistas y usuarias de unas imágenes destinadas a ejercicios piadosos, una devoción de culto particular y privado, cargada de una intimidad conventual  que convertía a estas tallas en auténticos tesoros para unas monjas que las cuidaban y arreglaban como si se trataran de auténticos niños de carne y hueso.

Niño Jesús de la Quinta Angutia /

CÉSAR LÓPEZ HALDÓN

Aunque el gran modelo sevillano llegaría con Martínez Montañés y la imagen de la Parroquia del Sagrario, se suele tomar como inicio de esta popular iconografía a la imagen manierista que en torno a 1574 realizó el artista abulense Jerónimo Hernández para la hermandad del –Dulce Nombre, talla hoy conservada en la capilla de la Quinta Angustia del antiguo convento de San Pablo, siendo el otro precedente la talla que concertó en 1595 Martínez Montañés con Antonio Cordero Tapia para Villamartín, una obra sobre la que hay algunas dudas ya que la talla conservada en esta localidad gaditana ha sufrido alteraciones posteriores. Imágenes a las que se agregaba un nuevo matiz de culto público y hasta una nueva orientación teológica: la advocación del Dulce Nombre de Jesús venía a contrarrestar la blasfemia y los ataques a la creencia católica en tiempos de reacción contrarreformista frente a las nuevas herejías luteranas.

Durante el mismo siglo XVII se produjo un espectacular tránsito de imágenes de Niños “montañesinos” hacia las Américas, siendo Canarias un primer lugar de escala donde todavía se pueden encontrar algunas muestras.  Ejemplos serían la talla de San Juanito de la parroquial de Adeje, en Tenerife, vinculado por sus características con la mano de Montañés, así como el Niño Jesús de la iglesia de San Pedro en el Sauzal, también en Tenerife, vinculado por algunos autores a las formas del Niño Jesús que porta la talla del San Cristóbal de la iglesia del Divino Salvador.Otro capítulo correspondería a las numerosas reproducciones en plomo que se enviaron a Canarias y a América, pudiendo citarse el regalado por el canónigo de la entonces Catedral de Canarias, García Tello Osorio en 1626, como parte de una donación junto a una talla de San Juanito, la imagen conservada en la iglesia de la Concepción de La Laguna, en  Tenerife o los ejemplares de San Pedro de Daute y San Diego de la Matanza de Acentejo, también en Tenerife.

Niño Jesús de Martin de Vos

América fue el gran destino de muchas de estas imágenes con la iconografía del Niño Jesús. Numerosas piezas se enviaron a las Indias, respondiendo a una amplia demanda de iglesias, conventos y particulares.  Ya en 1592, el mercader Juan Gabriel Rodríguez hacía llegar al puerto de la ciudad de Cartagena una “caxita con hechuras de niños Jhesus” y ocho años antes, en 1584, el jurado Alonso de Merlo enviaba “quatro hechuras de niños jesus”.En el siglo XVII, triunfará el  modelo del “Niño Montañés”, desarrollándose un comercio  de figuras ejecutadas en plomo. Destacó la figura del flamenco Diego de Oliver “maestro baciador de niños de plomo” que, consiguió el modelo de la Sacramental del Sagrario de Sevilla para sus envíos, siendo también objeto de sus copias en plomo la pieza en barro que el maestre de la Carrera de Indias Francisco López concertó con Juan de Mesa: hasta veintiséis imágenes de esta iconografía fueron enviadas en un navío por Oliver para su comercio en América.

Niño Jesús de Martin de Vos

En un plano local, la iconografía montañesina triunfó especialmente en los numerosos conventos femeninos de clausura de la ciudad y de toda Andalucía Occidental, siendo inabarcables las colecciones de piezas en madera o plomo, así como el encargo de imágenes con el mismo criterio estético hasta el mismo siglo XX.  Hoy se puede seguir su rastro en las numerosas “copias” que se multiplican no solo por conventos sino también por parroquias y hermandades, llegando a la máxima popularidad y, por qué no vulgaridad, con la repetición en series de dudosa calidad en tiendas orientales de muy bajo precio. Si en el siglo XVII las reinterpretaciones del modelo vinieron de Juan de Mesa, de Alonso Cano o del taller de los Ribas, en nuestros días se ha llegado a la repetición en imágenes de escayola o yeso que sirven de campo de aprendizaje para incontables talleres de pintura y de manualidades.

Niño Jesús del Sagrario

de Martínez Montañés

Un modelo con antecedentes en los libros de grabados, en las estampas del siglos XVI, en los dibujos de Alberto Durero o de Martín de Vos, y que se consagró en fecha muy concreta del siglo XVII. El 30 de Agosto de 1606 firmaba Juan Martínez Montañés con Pedro de Cuenca, como mayordomo de la Hermandad Sacramental del Sagrario, y en representación de los priostes y hermanos de la corporación, el encargo de una imagen del Niño Jesús Triunfante, una iconografía en consonancia con los postulados  posteriores al Concilio de Trento. Según el contrato, Montañés se comprometía a gubiar una imagen “de una vara poco más o menos… de madera de cedro de la Habana… con una cruz del tamaño que conviene al Niño, de ébano, redonda… labrada con toda la corteza a imitación de corteza rústica”. En otros párrafos del documento se estipulaba que “el dicho Niño Jesús ha de estar plantado en un cojinito que salga del propio largo de la madera y planta sobre una urneta de madera de borne… labrada de agallones… con ocho cartelas en cada frontera dos y en las cuatro esquinas cuatro hojas de talla relevadas…” y que debía tener “el tamaño que conviene para unas andas de plata que tiene la cofradía”, indicándose además que la imagen portaría una cruz en sus manos. Se estipulaba en cuatro meses el plazo de entrega, tasándose el precio en 1300 reales que cobraría su autor el 2 de enero de 1607, fecha de cancelación de la escritura al estar entregada la imagen al mayordomo de la cofradía. La policromía de la misma la realizó el pintor Gaspar de Ragis, que el 6 de junio del mismo año recibía el pago de los 300 reales estipulados. Ragis o Raxis sería habitual colaborador del taller de Montañés, participando, por ejemplo, en la policromía de la Virgen de Montserrat.

Niño Jesús de Martínez

Montañés / FRAN SILVA

En el año 1629 la Hermandad Sacramental decidió cambiar la iconografía original de la imagen y cambió la cruz por un cáliz, incidiendo en la alegoría eucarística. El cambio fue realizado por el pintor de origen luxemburgués Pablo Legot (1598-1671), que cambió la posición de sus manos por otras realizadas en plomo. Legot había llegado a Sevilla en torno a 1610, realizando labores de intermediario en obras artísticas y de dorado y estofado de piezas a partir de 1628, cuando fue nombrado pintor del Arzobispado de Sevilla, aunque no consiguió aprobar el examen correspondiente hasta el año 1630. Algunas de sus obras se conservan en la Catedral de Sevilla, la Catedral de Cádiz o las localidades de Lebrija o Espera.

La imagen está realizada en cedro de La Habana, mide 80 cm. y presenta en la pena la inscripción “Este niño mandaron hacer los hermanos de la Cofradía del Smo. Sacramento del Sagrario, siendo alcaldes el jurado don Pedro López Beastegui y el capitán Alonso de Cuenca y Pedro de Ocaño mayordomo”

Jesús Niño es representado desnudo, (aunque suele revestirse con ricos ropajes), erguido y con los pies sobre un cojín, destacando el recurso del contraposto, con apoyo de la pierna izquierda,  su cuidada anatomía y los habituales rasgos infantiles de Montañés, así como el tratamiento ensortijado y minucioso del cabello, con el habitual flequillo montañesino.

Ha tenido diversas restauraciones a lo largo de su historia, estando documentadas algunas de ellas ya en el siglo XVII, así como otras en los siglos XVIII y XIX, especialmente encaminadas a la reparación de la policromía. La última fue realizada en el IAPH tras el informe del año 2010, solucionando algunos problemas de pérdidas de la policromía y suprimiendo algunos repintes realizados con anterioridad. La hermandad del Sagrario, más de tres siglos después de su creación, sigue conservando vivo el modelo que representó el triunfo de la imagen de Dios hecho Niño.

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