Las Cárceles en Jaén. 50 años sin cárcel en Linares (21 de marzo de 2018)

Las Cárceles en Jaén. 50 años sin cárcel en Linares.

Francisco Miguel Aránega Castilla

(Delegado por Jaén, HESPÉRIDES )

La Delegación de Jaén (Asociación Andaluza Hespérides) en virtud del acuerdo marco alcanzando con el Excmo. Ayto. de Linares, ha organizado por segundo año consecutivo, unas Jornadas en colaboración con el Centro de Estudios Linares (CEL). En esta ocasión se ha organizado la IX edición de las Jornadas de Cultura Andaluza Linares / Vía Augusta, bajo el título Las Cárceles en Jaén. 50 años sin cárcel en Linares”. Una nueva Jornada que se celebró en la ciudad de Linares el 21 de marzo de 2018 y que tuvo por objetivos, los de difundir y compartir la historia de nuestra provincia.

 

Desde el año pasado ambas instituciones decidieron conmemorar el medio siglo del cierre de la última cárcel de partido en tierras giennenses. La elección de este tema no fue consecuencia del azar ya que fue una decisión planificada a raíz del anuncio de la realización del Congreso ‘La Memoria Democrática y su didáctica’ que Hespérides Andalucía realizó semanas antes en Sevilla (Facultad de Geografía e Historia, 8, 9 y 10 de marzo). Como se dijo en una de las comunicaciones de este congreso, “la Memoria  Histórica y Democrática debe tratar de integrarse de manera transversal en los currículums de nuestra educación y por lo tanto debe fomentar el conocimiento de hechos, personas y espacios”.

Las cárceles son uno de esos espacios, que en la provincia de Jaén no tienen más de quinientos años, y que han servido para castigar y redimir a las personas. Para hablarnos de la historia penitenciaria de la provincia de Jaén, contamos con la presencia de Luis Miguel Sánchez Tostado; criminólogo, historiador y autor de Historia de las prisiones en la provincia de Jaén, que realizó un recorrido por las penas y tormentos vividos por los reos en las cárceles giennenses. Con Sánchez recorrimos las primeras mazmorras utilizadas para recluir y castigar a aquellos reos que fueron encarcelados en tiempos medievales. A estos reos no solo se les privaba de libertad, sino que se les solía castigar con penas corporales, trabajos forzados, etc. Los reos eran utilizados como imagen ejemplarizante en ceremonias publicas hasta principios del siglo XX. Las picotas y rollos, como los que se encontraban en Linares, colocados estratégicamente en los accesos a los municipios, servían de anuncio para los viajeros del poder de la villa a la hora de aplicar justicia.

También nos habló de otras cárceles, no oficiales, que bajo el pretexto, de recoger a los desamparados, mendigos, expósitos y prostitutas, fueron hospicios. Espacios que enmascaraban trabajo esclavo en una falsa cárcel. Mención especial es la que realizó Sánchez sobre la cárcel de la Coronada, de la ciudad de Jaén, que actuó como prisión hasta 1931 cuando los presos son trasladados a la Prisión Provincial, localizada en el Paseo de la Estación. Esta cárcel durante la guerra civil aumentaría su población por cuatro, llegando a albergar a principios de la década de los 40 del siglo pasado a más de cuatro mil presos.

En su más de medio siglo de vida, esta cárcel fue testigo mudo de uno de los periodos más agitados de la historia de nuestro país. En la cárcel provincial “se vivieron crueles episodios desde la Segunda República hasta la transición española pasando por la Guerra Civil y la dictadura franquista”. Enumeró algunos de los actos que contra los presos políticos se realizaron por parte del personal de la cárcel, ilustrando con imágenes como las de varios presos tumbados en el piso del de patio dibujando con sus cuerpos las letras de Franco. Esta cárcel fue abandonada en 1991 y tristemente derruida, por problemas estructurales. Después, el espacio fue utilizado para construir el actual Museo Íbero de Jaén, inaugurado en 2017.

El viaje fascinante de Sánchez por la historia más desconocida de las cárceles de Jaén nos acercó también a los campos de concentración de Santiago de Calatrava, y por la de Úbeda. Ambos espacios recientemente fueron declarados junto con el Santa Úrsula de Jaén, ‘Lugar de la Memoria Histórica Democrática’. Mención que los reconoce como lugares representativos y vinculados al golpe militar de julio de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura, así como servir de recuerdo y homenaje a las víctimas de la represión franquista. Su declaración llegó tarde ya que la cárcel ubetense fue demolida en octubre de 2014, tras soportar años de abandono.

Aunque parezca mentira Linares tiene una larga historia penitenciaria, ya que varios han sido los espacios destinados como calabozos, presidios o cárceles. De todos ellos, tal vez el más conocido sea su antiguo Pósito. En la actualidad alberga el Centro de interpretación de la ciudad y museo Raphael y fue el lugar donde se realizó la jornada. Asistieron casi medio centenar de personas interesadas en conocer espacios históricos dentro de nuestra memoria colectiva.

La segunda conferencia vino de la mano historiador Juan Manuel García Vargas, autor del libro ¿Leyenda negra o crónica triste?: delincuencia en Linares 1868-1931. García realizó un recorrido por los personajes que ocuparon los calabozos, así como las causas y situaciones que los trajeron hasta aquí, desde la maldad hasta la desgracia. Una pequeña intrahistoria en la que se narran sucesos, unos anecdóticos, otros paradigmáticos de condenados, detenidos y apresados desde finales del siglo IXX a 1968.

La de por sí ya triste y amarga historia del edificio, se vio ampliada durante la sinrazón de nuestra vergonzosa Guerra Civil y su larga dictadura. García recordó los gestos anónimos de solidaridad en la guerra civil. Nos relató como Julián Jiménez Molina, Director de la Prisión, “trató con respeto a presos políticos de derechas” y tuvo que enfrentarse a los intentos de linchamiento que sufrieron estos presos. Con posterioridad y según quedó recogido en la relación elaborada para la Causa General, en mayo de 1941, la cárcel llegó a recibir a 660 personas, 575 hombres y 85 mujeres, de todas las edades durante. Y fueron tantos los detenidos, que en 1939 tuvieron que habilitar cuatro cárceles más en la localidad.

El resultado de la jornada, expresado por sus asistentes, fue excelente: una jornada que se desarrolló con toda normalidad, tal vez un poco apretada por la condensación de las conferencias. En líneas generales ambas instituciones organizadoras pueden considerar que la misma fue un éxito, que permitió el acercamiento a la realidad histórico-cultural y didáctica de la historia penitenciaria provincial y local.

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