Ruta por el arte barroco de la Subbética cordobesa
Visitamos las iglesias y monumentos de Priego, Cabra, Lucena, Palenciana, Encinas Reales, Benamejí y Rute
Luis Ybarra Ramírez, 02/11/2019
https://sevilla.abc.es/cultura/sevi-ruta-arte-barroco-subbetica-cordobesa-201911020840_noticia.html
Los siglos XVII y XVIII trajeron consigo enormes riquezas. La Reforma Protestante emprendida por Lutero desestabilizó el sistema tradicional y la Contrareforma católica no se hizo esperar. En este contexto, se produce una revolución cultural como respuesta. Llega el arte barroco como un bastión de decorados imposibles, columnas que se tuercen sobre sí mismas y cúpulas que bostezan al cielo para filtrar la mayor cantidad de luz. Todo son curvas, colores y figuras que se descollan de su única dimensión para llamar la atención y echar ese velo de grandeza sobre todas las cosas. Una cuestión de magnificencia y poder. De plasmar lo de dentro hacia fuera.
Parroquia de Ntra. Sra. de Asunción. Priego de Córdoba
En este sentido, la comarca de la Subbética, en Córdoba, guarda con sigilo uno de los mayores tesoros del patrimonio andaluz. Municipios como los de Priego o Cabra tienen en sus monumentos y edificios las huellas de ese pasado ilustre que todavía les acompaña. Por eso, esta ruta es una viaje a una época gloriosa para el arte, en la que un arquitecto llamado Francisco Hurtado Izquierdo originó una escuela que sería decisiva para este entorno en un momento de máximo esplendor económico. A Priego, por todo ello, se le conoce como la «Joya del Barroco Cordobés», una localización excelsa para arrancar nuestro itinerario.
Hay un punto inconcluso de la sierra en la que las montañas no pueden tapar los torreones y campanarios que alzan el cuello de este pueblo centenario. Priego no es más que el ejemplo perfecto de los que antes señalamos. Su casco histórico alberga una serie de iglesias que nos conectan de forma directa con esa bella ciudad cargada de vida que se benefició del auge que vivió la zona. Algunas de ellas se construyeron mucho antes, pero el barroco modificó sus estéticas y añadió cientos de detalles que son los que nos han llevado hasta estas líneas.
Otras de las iglesias que merecen una mención especial son la de San Pedro y San Francisco, así como la de la Aurora. Además, la fuente del Rey, con las esculturas de Neptuno y Anfítrite en el centro, está considerada una de las más hermosas de todo territorio nacional. Con su autor, Remigio del Mármol, terminamos un paseo que trae sonidos de viola da gamba y chelos de fondo.
Al otro lado del Parque Natural Sierras Subbéticas, Cabra se descubre elegante y rural desde el mirador de la ermita de la Virgen de la Sierra. Este santuario de enorme devoción posee un interesante camarín con la imagen de la patrona y un retablo construido con mármoles rojos de este área. Sin embargo, el templo que hemos de visitar de manera imprescindible es la parroquia de la Asunción y Ángeles, que se levanta sobre una antigua mezquita con cinco naves estructuradas con arcos de medio punto. La ornamentación de su portada, con las características columnas salomónicas de la época y las pilastras invertidas, llamadas estípites, invitan a cruzar hacia su interior.
Cabra mantiene una enorme riqueza patrimonial en cuanto al Barroco se refiere. El edificio civil del Instituto de Bachillerato Aguilar y Eslava, el convento de Santo Domingo, la iglesia de las Angustias y la de San Juan Bautista completan parte de ese conjunto arquitectónico que en realidad empezó a cimentarse en el medievo y tomó forma tras la Reconquista.
Lucena, junto a Priego y Cabra, es otro de los municipios en los que existen múltiples puertas para trasladarnos a ese pasado que visten con orgullo en esta agraciada ciudad. La fachada y los patios interiores del palacio de los Condes de Santa Ana; la capilla del Sagrario de la iglesia de San Mateo, ideada por Antonio Leonardo de Castro; la iglesia y hospital de San Juan de Dios y sus retablos; la iglesia de San Martín y el palacio de los Condes Hust son algunas de sus señas de identidad, así como el santuario de su patrona, la Virgen de Araceli. Todo un revulsivo de arte y campo que hacen de su oferta turística algo único.
Avanzamos en la serranía y comienzan a acostarse sobre lomas y claros pequeños pueblos en los que terminar esta ruta. Uno de ellos es Palenciana, donde las calles se vuelven estrechas y las plazas anchas. La iglesia de San Miguel Arcángel, que corona la cima del entramado urbano, guarda un retablo del siglo XVIII. Un poco más hacia el Este, más allá del río Genil, se encuentra Benamejí, donde podemos observar el legado del Barroco en la ermita de los Remedios y la parroquia de la Inmaculada Concepción, cuyas paredes también se han visto revestidas con esos complejos destellos dorados que claman todas las miradas.
Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, en Benamejí – ABC
Encinas Reales tampoco puede quedar fuera de este recorrido, pues su ermita del Calvario, que se distribuye en una sola nave de cruz latina en la que están los distintos retablos y hornacinas, se ha convertido en una de las perlas más valiosas de la provincia. Pero es Rute nuestro destino final. Los motivos florales de la yesería de la capilla de San Sebastián, que parecen ramas que se superponen a la superficie blanquecina, forman un ensortijado que podemos utilizar como metáfora: el Barroco en la Subbética es el encanto de lo agreste y lo humano congelado en el tiempo.