Un Hernando Colón contemporáneo, en recuerdo del librero
sevillano José Manuel Padilla (1943-2019)
Carlos Parejo, 1 de noviembre de 2019
Obituario: Fallece el librero sevillano José Manuel Padilla. Homenaje de Carlos Parejo
Te conocí buscando libros de geografía de orientación izquierdista en el año 1976. Estábamos en la parte alta de tu librería de la calle Laraña, la segunda que tuviste. Allí había tertulias tan prohibidas por Franco como los libros de la editorial “Ruedo Ibérico” que traías de Francia. Con tu educación cervantina me susurraste irónicamente: “Busca algo el señor, en que le pueda ayudar”. Yo tenía 18 melenudos y hippies años. Tú acababas de cumplir los 33. El gran respeto con que me hablaste me impresionó hasta la médula. No lo olvidaré. Tampoco tu “look” de izquierdas, con ese tupé ondulado, tus pantalones de pana beige o marrón y tu jersey verdioscuro de lana. Pensé que podías ser un perfectamente un profesor de La Sorbona, exiliado al Mediodía tras el mayo parisino del 68. Y también que tu aspecto no difería mucho de ese líder naciente del socialismo español de aquellos años: Felipe González.
Treinta años más tarde nos hicimos entrañables amigos, a raíz de haberme editado más de media docena de mis libros de paisaje y geografía andaluza y sevillana. Tú disfrutabas con tu tarea de revisión lingüística y con la aportación de ideas interesantes, y yo cuando me saludabas reverencialmente al entrar: “Mi querido maestro”, cual si fuera yo un Fray Luis de León revivido y sacado del claustro de la Universidad de Salamanca.
Tu cultura, inolvidable José Manuel, era enciclopédica. Sabías de esto y de lo otro. De teatro y librerías sevillanas más que nadie. Mi propuesta de que escribieras una monografía de librerías y grupos de teatro en la Sevilla franquista no se hizo realidad. ¡Qué pena, con lo bien que conocías ese mundillo por dentro, del que hablabas sin tapujos ni estadísticas!
Recuerdo que contabas anécdotas de la “gauche divine” sevillana de tus años mozos, que te destornillabas de risa. Que si Alfonsito el Guerra; que si Antoñito Burgos; Que si Alfonsito Grosso,… Pero no desvelaré ninguna. Esto no es una revista de prensa del corazón ni un afamado programa televisivo de esos donde se despellejan unos y otros contando intimidades inconfesables.
También tenías una pequeña corte de sabios andaluces que publicaron contigo durante décadas, desde ensayos políticos a libros de poemas y cuadernos de dibujo, pasando por diccionarios, literatura épica y obras teológicas. Eran esos personajes –muchos de ellos profesores universitarios y de Instituto- que no ocupaban altos cargos oficiales, ni tenían altivez de espíritu, pero si la hondura filosófica suficiente para saber que tenían en ti, José Manuel, un amigo fiel que nunca les fallaba y siempre tenía una sonrisa amable reservada para ellos. Cuando hablabas de política te ponías más serio y melancólico. Seguías pensando, como de joven, que “la Izquierda, unida, no será vencida”. Pero, “los líderes de ahora: ¿Tú crees que son de izquierdas? Contra Franco había muchos partidos, siglas e ideologías, pero nos sentíamos solidarios los unos con los otros. Eso se ha ido perdiendo…y así nos va.”
Tu humor era digno de los juglares medievales, tu cultura tan vasta como la de un hombre del Renacimiento. Tus chanzas bebían en los enciclopedistas franceses. Pero en tu humildad y bonhomia (sencillez unida a bondad de carácter) te parecías al santo de Asís.
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