El museo presenta la restauración de ‘La condesa de Chinchón’, uno de los cuadros del maestro aragonés más admirados y codiciados

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https://www.lavanguardia.com/cultura/20201223/6144677/restauracion-condesa-chinchon-goya-museo-prado.html

FERNANDO GARCÍA – 23/12/2020

Goya sentía especial predilección por la modelo cuando pintó su retrato. “La conocía desde que era pequeña y le tenía mucho cariño”, dice la restauradora que acaba de dar nueva vida a la obra, Elisa Mora. Hablamos de La condesa de Chinchón, una de las pinturas del maestro aragonés más admiradas y codiciadas. La dulzura en el rostro de la retratada, su sonrisa tímida y la historia que el cuadro tiene detrás llamaron desde siempre la atención de no pocos coleccionistas y museos.

La restauración del lienzo, iniciada en enero pero interrumpida por la pandemia, se presentó este miércoles en el Prado después de unos seis meses de trabajos de estudio y reparación efectiva del lienzo, ahora tan luminoso y lleno de matices como cuando el artista lo pintó.

La dulzura de la retratada, su sonrisa tímida y la historia que el cuadro tenía detrás llamaron desde siempre la atención de no pocos coleccionistas y museos

La retratada es María Teresa de Borbón y Vallabriga (1780-1820), hija del infante don Luis Antonio de Borbón, hermano de Carlos III, y de María Teresa de Vallabriga y Rozas. A la muerte de su padre en 1785, la entonces pequeña Teresa fue enviada con su hermana al convento de San Clemente de Toledo. De allí salió en 1797 para casarse con Godoy.

 El matrimonio fue decidido por decreto de Carlos IV, tras ser consultada María Teresa, que tenía dieciséis años. Ella accedió a la boda, que venía a restablecer la armonía familiar de la casa de Borbón al tiempo que elevaba la posición de Godoy -hombre de confianza de los monarcas-, al emparentarle con ellos. El Príncipe de la Paz confesaría en sus Memorias que no había deseado el matrimonio, pero posteriores testimonios de María Teresa revelaron que con el tiempo el enlace resultó feliz, al menos para ella.

 
 
Elisa Mora, la responsable de la restauración de 'La condesa de Chinchón'

Elisa Mora, la responsable de la restauración, ante ‘La condesa de Chinchón’ –  EFE/J.J. GUILLÉN

Goya pintó a la condesa cuando estaba embarazada por tercera vez, después de dos abortos, pero ya confiada en que en esta ocasión todo iría bien. Como así sería. El artista iluminó especialmente el vientre de la joven y destacó el tocado de espigas verdes con el que posó: un adorno muy de la época pero también un símbolo de fertilidad.

Goya pintó a la condesa cuando estaba embarazada por tercera vez, después de dos abortos, pero confiada en que en esta ocasión todo iría bien, como así fue

La restauración a cargo de Elisa Mora recupera el colorido, los matices “y sobre todo la profundidad” del cuadro gracias a la mayor visibilidad del fondo oscuro en el que Goya situó a la condesa. Lo más importante fue la limpieza del lienzo, explica la restauradora a La Vanguardia

“La obra estaba bien conservada, pero acumulaba suciedad y restos de oxidación de barnices de los que se confeccionaban a base de resinas naturales”, añade Mora.  Esas impurezas impedían ver bien las calidades de la pintura, en particular “en las transparencia y los grises”, así como en el tocado. 

La obra presentaba un buen estado de conservación pero acumulaba suciedad y restos de oxidación de barnices naturales

Menos complicada fue la reparación de la tela y su soporte, ambos en buen estado general, con unas pocas salvedades: en primer lugar, hubo que actuar sobre tres parches que se habían aplicado en la parte de atrás para coser otros tantos pequeños rotos, parches que Mora remplazó mediante una técnica que combina el uso de hilo y pegamentos naturales; por otra parte, la restauradora hubo de tapar algunas pequeñas grietas con una cola especial que se hace penetrar en las fisuras a base de calor, para así taparlas; por último, la especialista arregló ciertos daños observados en las esquinas del cuadro por el empleo de cuñas de las que se utilizan para tensar los lienzos.

El Prado atesora esta pieza desde hace sólo veinte años. Pues fue en el 2000 cuando el Estado se hizo con ella, por 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros). Gracias al carácter de “inexportable” que la pintura tenía en tanto que Bien de Interés Cultural, el Gobierno pudo ejercer su derecho preferente de compra cuando el coleccionista y empresario Juan Abelló, trataba de adquirir el óleo -por ese mismo precio-,  a sus propietarios desde tiempos inmemoriales, los duques de Sueca, que lo tenían por herencia familiar.

Presentación de 'La condesa de Chinchón’ tras su restauración en el Prado
Presentación de ‘La condesa de Chinchón’ tras su restauración en el Prado –  MARTA FERNÁNDEZ JARA / EP

Antes, habían sido numerosos y diversos los intentos de comprar el cuadro. El Prado se interesó por él desde poco después de la Guerra Civil, contienda durante la cual había sido trasladado a Ginebra (Suiza) junto con otra muchas obras de ese y otros museos españoles. Por aquellos años, el retrato también atrajo a al magnate  armenio Calouste Gulbenkian, gran coleccionista a quien se debe el museo que lleva su nombre en Portugal.

El Prado adquirió la obra en el año 2000, por 24 millones, al ejercer su derecho preferente de compra cuando Juan Abelló trataba de hacerse con él

Más tarde se sucedieron ofertas de distintas instituciones, como se dijo que fue el caso del Museo J. Paul Getty de California -que habría ofrecido el equivalente a 36 millones de euros-, así como de la Academia de San Fernando de Madrid y la entidad bancaria Ibercaja. Ninguna de las propuestas tuvo éxito, afortunadamente para el Prado y por tanto para el público en general.

La reparación del lienzo sirve de colofón a la destacada carrera de Elisa Mora, autora de importantes restauración y ahora a punto de retirarse

La restauración de este lienzo de Goya es el último trabajo y colofón de la destacada carrera de Elisa Mora, responsable asimismo de la puesta a punto de obras  como La carga de los Mamelucos y La familia de Carlos IV, también de Goya, o de El vino de la fiesta de San Martín, de Brueghel el Viejo. Mora, ganadora del Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales 2019 junto con sus compañeras Almudena Sánchez y Gemma García. se jubila el mes que viene- Y su trabajo en La condesa de Chinchón le ha proporcionado “una gran satisfacción”, no sólo por marcar el fin de su trayectoria y el inicio de su descanso sino por tratarse de un retrato por el que siempre sintió “una inmensa admiración”.

Goya pintó este cuadro sobre el mismo lienzo en el que había retratado a Godoy y a José Álvarez de Toledo, marqués de Villafranca y duque de Alba consorte. Tal como se puso de manifiesto en la reflectografía infrarroja efectuada hace años, después de la compra, el artista desechó esos otros retratos, dio la vuelta al lienzo y entonces pintó a su querida María Teresa de Borbón.  

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