Por MANUEL JESÚS ROLDÁN, 3 de septiembre de 2016 0:36 h.

El entierro de Cristo, Metropolitan, Nueva York

Una nueva obra de la escultora barroca sevillana Luisa Roldán se ha incorporado al catálogo del Metropolitan de Nueva York. Se trata de un excelente conjunto en barro cocido adquirido a través de la prestigiosa sala Coll & Cortés, que ya lo había expuesto anteriormente enCarlton Hobbs, también en Nueva York. Con esta nueva adquisición, el Metropolitan continúa mostrando su interés por los grandes autores españoles, ya que en  los últimos años ha incorporado tanto pintura, una tabla de Luis de Morales, como escultura, un busto de Pedro de Mena, de escuela española.

La pieza, cuya compra se hizo pública a comienzos del verano, aparece ya en el inventario de obras del museo como “El Entierro de Cristo, obra de Luisa Roldán, conocida como La Roldana (Sevilla 1656-1704 Madrid), fecha hacia 1700, cultura española”. Aunque no aparezca bien documentado el nacimiento de la escultora sevillana (está confirmado su bautizo en septiembre de 1652), no parece albergar dudas en cuanto su autoría este excelente grupo en barro cocido y policromado que representa el entierro de Cristo, un conjunto de 66 cm. de ancho y 49,5 cm de alto que se incluye en la etapa madrileña de Luisa Roldán, establecida en la corte y escultora de cámara ya en tiempos de Carlos II, puesto que continuó manteniendo, con numerosas dificultades económicas, al comienzo del reinado del nuevo rey Borbón, Felipe V. Precisamente al comienzo de su reinado se cataloga la obra, hacia 1701, años convulsos en España por el cambio de dinastía y en los que la escultora sevillana siguió manteniendo una doble y difícil condición: la fama por sus creaciones artísticas y las dificultades económicas por unos cobros que se retrasaban y que la obligaron a firmar una declaración de pobreza, poco antes de su muerte, en 1704.

El conjunto incorporado al museo de Nueva York, que ya posee un grupo del Cristo de la Púrpura de la misma autora, muestra una composición en torno al cuerpo de Cristo, el eje horizontal del grupo, en torno al cual se sitúan Nicodemo, José de Arimatea, San Juan y María Magdalena. En la parte posterior aparecen otros dos personajes asistentes al entierro, que portan teatralmente la lápida con la que se tapará el sepulcro.

La obra, con el minucioso modelado y el vivo colorido que caracterizó a la producción de la Roldana en sus barros, no incluye la figura de la Virgen María ni de las otras “Marías”,habitualmente presentes en esta iconografía. Dedicado a un ambiente íntimo de reducidas dimensiones, con la estética de otros muchos belenes y composiciones de su etapa madrileña, es una obra que bebe directamente de las composiciones de su padre, el maestro Pedro Roldán. Resulta evidente la comparación con el gran retablo del Hospital de la Caridad de Sevilla, una de las obras maestras de Pedro Roldán, realizado entre 1670-75 para presidir la iglesia del Señor San Jorge, donde se representaría simbólicamente la obra de caridad fundamental de la corporación renovada por Miguel Mañara: enterrar a los muertos.

El monumental grupo de la iglesia sevillana es el modelo que parece repetirse a menor escala en el museo de Nueva York, especialmente en las figuras de Cristo  y de los Santos Varones, siendo el teatral recurso de lápida otro detalle que se repite. En el grupo de la Roldana no aparece la figura de la Virgen ni de las Marías, lo que simplifica la complejidad compositiva de la obra maestra de la Caridad. A las diferencias compositivas habría que añadir la técnica empleada, ya que  el grupo sevillano es obra en madera tallada y policromada donde está documentada la policromía de Valdés Leal, recuperada plenamente en la última intervención del IAPH, mientras que el grupo de la Roldana se realiza en barro cocido, con virtuosa técnica y brillante colorido.

Otra composición relacionable con la pieza del Metropolitan es una de las cartelas del paso de misterio de la Exaltación, obra de Pedro Roldán en la que también pudo participar Luisa durante su estancia sevillana, con una composición muy similar al retablo mayor del Hospital de la Caridad, del que pudo ser una maqueta o estudio compositivo previo, otro conjunto que también recuperó su esplendor original con la restauración de Pedro Manzano. Un conjunto en el que Luisa Roldán pudo intervenir, tanto en los ángeles pasionistas como el propio misterio, donde se le suelen atribuir las elegantes figuras de los dos ladrones. 

Hermandad de la Exaltación, Hospital de la Caridad y Museo Metropolitano de Nueva York.Unidos por el taller de Roldán. Lo que unos tienen, y en muchas ocasiones no valoran, otros lo anhelan y están dispuestos a pagar grande sumas de dinero por su posesión y su contemplación. Otro ejemplo más de que el valor del patrimonio sevillano y español es descubierto y valorado, en demasiadas ocasiones, por ojos extranjeros.

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