Los diez pueblos más bonitos de Portugal
1- Sintra
Portugal es como ese vecino al que no conocemos lo suficiente. Pero lo cierto es que sumergirse en el territorio luso reporta un placer estético que arranca en la belleza de sus rincones, su gastronomía popular y su riquísima cultura. Los paisajes espectaculares envuelven al visitante de norte a sur, con kilómetros y kilómetros de costa en la antesala de un recorrido que guarda un buen número de tesoros.
Se rindió el mismísimo Lord Byron a la exquisitez subyugante de de este «glorioso Edén», de acuerdo con sus palabras. Sólo 33 kilómetros separan Sintra de Lisboa, con fácil acceso desde la Estación de Rossio. Y allí se alza, cómo no, el legendario Palacio da Pena, que hizo llorar de emoción al poeta británico del siglo XVIII. Cumbres románticas son también la Quinta da Regaleira y el jardín de Monserrate, con el Castillo de los Moros y el Convento de los Capuchos como testigos. Los jardines, bosques y palacios se suceden sin descanso, antesala de una borrachera de los sentidos que, naturalmente, fue reconocida igualmente como Patrimonio de la Humanidad.
2- Évora
También lleva con orgullo ser Patrimonio de la Humanidad esta localidad del Alentejo. Así puede comprobarse en el Palacio del Arzobispado, la Catedral, el Monasterio de los Cartujos, el Palacio Don Manuel, la Iglesia de San Francisco, el Convento dos Lóios o la Torre de Sisebuto. Su atmósfera envolvente se prolonga junto a sus ruinas romanas, el Templo de Diana y el acueducto.
3- Guimaraes
Muy cerca de Oporto, alberga el casco histórico mejor conservado de Portugal, que por algo es Patrimonio de la Humanidad. Suben y bajan las callecitas con aire medieval, donde perderse resulta un verdadero placer. Haber sido la cuna de Portugal en el siglo XII y primera capital del país le otorga un pedigrí especial. Todavía resuenan los ecos de la capitalidad cultural europea hace cuatro años.
4- Óbidos
Encantador pueblo medieval 85 kilómetros al norte de Lisboa. Las flores jalonan los balcones y las ventanas de sus calles empedradas, con una muralla almenada bordeando su delicioso laberinto. El Festival del Chocolate suele atraer a cientos de golosos adeptos, siempre con el monumental castillo como referencia.
5- Coimbra
El río Mondego y la universidad más antigua de Portugal delimitan la maravillosa ciudad de Coimbra, feudo de la sabiduría que mira de reojo a la Catedral Nueva y, por supuesto, a la idílica Quinta das Lágrimas. El fado local, interpretado sólo por hombres y de marcado carácter festivo, es la única alternativa a la canción típicamente lisboeta. La casa-museo José Afonso da fe de la importancia totémica de este añorado cantautor portugués, artífice de la llama de la Revolución de los Claveles con «Grândola, vila morena».
6- Monsaraz
La Ermita de Santa Catarina, el Conjunto Megalítico de Olival da Pega, las fortificaciones y los dólmenes prehistóricos convierten esta villa alentejana en un lugar mágico, con el Pantano de Alqueva en los alrededores. A las afueras, el conjunto residencial Bio-Oasis arrasa con su propuesta de turismo ecológico y sostenible.
7- Cascais
Es un municipio enorme, que incluye la coqueta Estoril y puede presumir de la renta per cápita más alta de todo Portugal. El paseo marítimo, lleno de cafés y heladerías, testimonia la calidad de vida que se percibe a las puertas de Lisboa. El paseo por las callecitas encaladas invita al goce permanente.
Muy cerca, en Cruz Quebrada, se halla uno de los restaurantes portugueses de moda, Estória, ubicado en el antiguo Palacio de Marqués de Pombal y con una exquisita oferta basada en los productos frescos… a precios inusualmente razonables.
8- Aveiro
Cambiamos de registro en la denominada «Venecia portuguesa», con predominio de los canales y una especie de «góndolas» autóctonas que hacen las delicias de los turistas. Curioso perfil el suyo, con la elegancia por bandera hasta en los cuidados centros comerciales y, cómo no, en la zona de Costa Nova, donde los hogares se pintan de colores en sus fachadas mientras se huelen las playas.
9- Marvao
En el Alto Alentejo se vislumbra la silueta elegante de Marvao, que destaca en medio de las colinas y esconde sosiego desde la figura del castillo, no lejos de la frontera extremeña con España y en las proximidades de Valencia de Alcántara. Calles empedradas y casitas blancas.
10- Bragança
Ahí, en la región de Tras-os-Montes, se alza esta preciosa población enclavada entre Orense y Zamora. La lluvia nos acecha gran parte del año, como también sus cuestas y sus soportales bajo la mirada del castillo. Las murallas circundan un lugar donde el tiempo se detiene y merece la pena charlar con sus amables gentes.
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