La formación en Humanidades cotiza al alza en las grandes empresas
- Historiadores, filósofos o músicos…Son las carreras de algunos de los directivos más exitosos y los perfiles que las empresas tecnológicas demandan
- http://www.abc.es/sociedad/abci-formacion-humanidades-cotiza-alza-grandes-empresas-201706190100_noticia.html
Si piensa que estudiaron Administración y Dirección de Empresas, Derecho, Finanzas o Ingeniería para poder llegar a la cima, se equivoca. Se formaron en carreras humanísticas. Sí, esas que se han ganado la injusta fama de llevar directamente al paro o que están pasadas de moda. Las cifras parecen constatar estas teorías. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ponen en primer lugar en empleabilidad a las ingenierías y en el último, a las humanidades.
Pero la realidad a veces desafía a los números. Carly Fiorina, exdirectora ejecutiva de Hewlett-Packard estudió Historia Medieval y Filosofía; Susan Wojcicki, actual directora ejecutiva de YouTube estudió Historia y Literatura; Peter Thiel, fundador de Paypal, es filósofo y Frederic Mazzela, fundador de BlaBlaCar, es músico.
Se podría especular con que esta formación no fue precisamente lo que les dio un nombre en las empresas más importantes del mundo, pero, aún así, las carreras humanísticas, lejos de ser un residuo, están siendo demandadas para las empresas, sobre todo las tecnológicas. «Estamos ante un mundo más global, que hace que competencias como la tolerancia, la empatía, la creatividad, la capacidad de resolución de conflictos o el pensamiento crítico sean muy importantes para las compañías. Estas competencias las tienen más desarrolladas los estudiantes de Humanidades que los técnicos, científicos o matemáticos», asegura Carlos Martínez, presidente de IMF Business School.
«Abiertos de mente»
Sin embargo, lejos de haber contradicciones, ambos fenómenos se están dando a la vez. Las empresas reconocen que necesitan perfiles técnicos pero no por ello dejan de reclamar a los «humanistas». Aunque también hay que aclarar que la importancia de este tipo formación no se otorga por igual en todos los países: no ha llegado a España pero sí es una apuesta en los países anglosajones. Google, IBM o Microsoft se llevan a Silicon Valley a psicólogos, artistas, músicos, lingüistas, historiadores y filósofos. «La era digital está reconfigurando el mercado laboral y somos testigos de un déficit de profesionales cualificados para cubrir puestos tecnológicos, pero para llevar esta a los clientes necesitamos personas con diferentes puntos de vista, capacidades y conocimientos, no solo tecnológicos, también especialistas en Filosofía o Arte, abiertos de mente, con razonamiento lógico y capacidad de innovación, capaces de ir más allá en el análisis de, por ejemplo, cuestiones éticas relacionadas con la Inteligencia Artificial. Estamos incorporando perfiles humanísticos (antropólogos, psicólogos, ilustradores, diseñadores…) en equipos multidisciplinares que, por ejemplo, trabajan para mejorar la experiencia de usuario a la hora de usar nuestro software en todo tipo de dispositivos», asegura Luisa Izquierdo, directora de recursos humanos de Microsoft Ibérica.
Esta tendencia no es una novedad, por lo menos para empresas como Google. «Hace más de seis años que llevamos incorporando en la plantilla perfiles que vienen de las Humanidades y las Artes. Es necesario para el desarrollo de nuestros productos e innovaciones contar con profesionales de todas la áreas. Por ejemplo, para construir las interfaces de los productos es más importante tener conocimiento sobre cómo observar y comprender a las personas, que las competencias técnicas. La idea final es que el producto sea el más completo y, para ello, son necesarias personas con puntos de vista y conocimientos distintos que aporten lo mejor de sí mismos», señala Anaïs Pérez Figuera, directora de comunicación de Google España y Portugal.
Gonzalo Mendoza, fundador de la Escuela de Filosofía de Madrid asegura que los estudios de Filosofía «favorecen el razonamiento abstracto, permiten pensar con profundidad, educan en la capacidad de diálogo, generan una sensibilidad ética especial y dan lugar a un pensamiento a medio y largo plazo, que es bueno para las empresas». A su juicio, este tipo de formación no es exclusiva para altos cargos, «vale para cualquier empresa y puesto, aunque en España aún no se ha pensado en esto», lamenta.
Cuando la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) presentó hace pocas semanas el «Libro Blanco de los empresarios españoles» pidieron más protagonismo en el sistema educativo para, entre otras cosas, potenciar «las enseñanzas STEM, es decir, Ciencias, Tecnología, Ingeniería… que es donde hay déficit, ya que los alumnos se decantan por las Humanidades, Ciencias Sociales, etc.», señaló, preocupado, Jesús Núñez, presidente de la Comisión de Educación y Gestión del Conocimiento de la CEOE. «No estoy de acuerdo con este planteamiento, que, de alguna forma, refleja cómo está el ámbito empresarial en España. Los problemas de innovación, de planificación a medio y largo plazo y de competitividad no existirían si se le diera más valor a la formación filosófica», concluye Mendoza.
No se puede comprobar si su formación filosófica influyó en su capacidad para negociar los fichajes más caros de la historia (Ronaldo, Modric o Benzema), pero la realidad es que si alguien tiene que poner en práctica la visión largoplacista o la capacidad de diálogo es José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid. Este segoviano se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid.
Formarse como persona
«La formación en Filosofía es extraordinaria. La idea es aprender algo que te forme como persona», asegura Luis Martín Cabiedes, fundador de Cabiedes & Partners, uno de los fondos de capital riesgo más exitosos de España. Cabiedes es otra excepción española que entendió, como los anglosajones, que los humanistas «son necesarios en las empresas, porque cuando todo está tan tecnificado es necesario pensar “fuera de la caja” y tener una visión distinta».
Cabiedes asegura que no hay que pensar en la universidad como una puerta hacia el empleo, sino al conocimiento. «A la velocidad que vamos cualquier título se va quedando obsoleto. ¿De qué les sirve la carrera a los que hicieron Marketing online antes de que apareciera Facebook?». Pero aclara: «No se trata de que todo el mundo se lance a estudiar Humanidades, pero no hay que olvidar que en las entrevistas importa mucho más conocer a la persona que tienes enfrente. Las competencias técnicas se adquirirán en el camino».